miércoles, 25 de julio de 2012

El Abuelo que Saltó por la Ventana y se Largó



Jonas Jonason
Ediciones Salamandra
ISBN: 978-84-9838-416-1

Un libro sorprendente y creo que es la mejor forma de empezar, sorprende por infinidad de motivos el primero de ellos es que acaba con el tópico de los escritores nórdicos pues parece que solo saben escribir novela negra -y según mi "particular y raro" parecer, todos muy parecidos-, que siendo un libro tan divertido esté escrito por un tipo al que le da el sol seis meses del año y su termómetro no pasa de los 20 grados positivos, la foto de la portada que ya casi echa para atrás o ese título tan largo, que siendo un éxito de ventas debo ser el primero de los blogs de libros que más o menos piso que publica algo sobre él pero que seguro que muchos han visto o han estado tentado de leerlo, que pueda mezclar a tantos personajes históricos sin que se le escape una mala cara, etc., etc., etc.
Es una novela muy amena, muy fácil de leer que te va llevando de una situación a otra cada vez más inverosímil y que por momentos puede recordar al Eduardo Mendoza de su última novela; yo creo que cuando Jonason se sentó a escribir la novela no pretendía nada más y nada menos que el lector se lo pasara bien, ni más pretensión que esa y lo consigue con creces pues derrocha ingenio en todas y cada una de las situaciones que plantea -Dios, la narración de los hechos al fiscal es para morirse- y relata una vida emocionante y divertida a la que te transporta entre sonrisa y sonrisa, digamos que es una novela veraniega ideal pues no te deja la cabeza como un bombo para que le estés dando vueltas al sentido de la vida o la prima de riesgo. 
El libro se vino conmigo en la feria del libro de este año pero desde entonces he oído hablar de él y lo estaba dejando un poquito para después, las expectativas eran altas y no me han defraudado pero teniendo en cuenta lo que pretendía hacer, que no es nada más ni nada menos que entretenernos.
El protagonista de nuestra historia es un anciano centenario que está hasta las narices de vivir confinado en la residencia de ancianos a la que se ha visto obligado a ir tras la venganza de la muerte de su gato a manos de un zorro -la culpa es suya y su ataque de ira, el primero de toda su vida-, agobiado por no poder echarse un trago y esa es una cosa que puede chocarnos a los que no bebemos, pues parece ser que no debes fiarte de uno que no bebe como decía el padre de Allan Karlsson nuestro protagonista -aunque la madre dice lo contrario- y como parece "demostrar" a lo largo de toda la obra; mientras le preparan su fiesta de cumpleaños a la acudirán todas las fuerzas vivas del municipio, Allan se fuga, pero se fuga por la ventana, en pantuflas y completamente a la aventura, tal y como ha sido toda su vida pues Allan Karlsson nunca ha pensado las cosas antes de hacerlas y va a parar a la estación de autobuses donde un joven le pide que le guarde la maleta mientras acude al WC, como el joven tarda y el autobús de Allan va a salir pues ni corto ni perezoso se sube a él con la maleta, una maleta llena de billetes de 500 coronas suecas y que serán el origen de una persecución endiabladamente divertida a la que se van sumando personajes y se intercalan episodios de la vida personal del Allan, una vida endemoniadamente curiosa y divertida que le llevará a conocer a Stalin, Truman, Franco, De Gaulle, Mao y su esposa, etc., que se convertirá en agente de la CIA o el eslabón clave en el proyecto Manhattan de la construcción de la bomba atómica.
Los distintos personajes históricos ridiculizados o humanizados según se quiera ver serán claves en la propia vida de Allan y desmitificará a tipos envarados de los que más vale no fiarte, puestos creo que el único que libraría de la quema sería Yuli Borisovich pero prefiero que descubrías vosotros el por que.
Puestos a ponernos filosóficos y por tratar de sacar más jugo a la novela creo que puede hacernos reflexionar en si hemos aprovechado nuestra vida y si la edad real la llevamos en la cabeza y no en las arrugas de la piel, pero si no queréis hacerlo -me refiero a poneros trascendentes- pues tampoco pasa nada, pero seguro que sacáis alguna cosa interesante de su lectura, yo de momento os apunto algunas a modo de pincelada: todos nos sentimos solos hasta que alguien te llama amigo -inspector Aronsson-, el amor no depende de tu capacidad de raciocinio -Allan y Amanda, Herbert (el hermano de Einstein) y Amanda antes-, el amor puede llegar en cualquier momento -Benny y la bella dama-, Suecia no es el mejor sitio para un elefante, no puedes crear una banda de mafiosos con tres pardillos (Gädan y sus Never Again), sin sexo es posible llegar a los 100 (jaja), y muchas cosas más, no quiero destrozaros un agradabilísimo rato de lectura.
Dejaros guiar por el sentido común de Allan Karlsson, alguien que sabe vivir y lo contagia.
Muy recomendable.

2 comentarios:

  1. A esta novela sí que le tengo ganas, a ver cuándo puedo leerla. Una amiga la está leyendo y dice que le sobran páginas que mete de relleno, ¿tú que piensas?

    bsos!

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    1. Puestos a adelgazarla podría quitarse algo de paja pero forma parte del encanto del centenario y su forma de llevar las cosas y su rocambolesca vida, se entretiene en los personajes secundarios pero sin los que la trama perdería chispa, algo que puede resultar desesperante es la simpleza "mental" de los protagonistas pero es muy divertida, muy loca y surrealista.
      Yo creo que tu amiga la compara con la Eduardo Mendoza pues en la última novela de Mendoza no se enreda con los secundarios, si te cuenta parte de sus historias pero el eje principal no son ellos, en la novela de Jonasson los secundarios forman parte de la vida del anciano e inevitablemente tienen que "rellenar"; si te animas a hincarla el diente, estoy seguro que te resultará curioso la forma de mostrar a los líderes mundiales que hace el anciano -que los pone de verdaderos panolis, obtusos y idiotas sin ir más lejos-, también creo que puede ser por culpa de lo loca e increíble periplo vital de Allan y por eso le ha podido parecer "largo" y con demasiada paja.
      Yo creo que es una buena novela veraniega, de esas de playita y refresco con sombrillita.
      Besotes frescos.

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