sábado, 20 de septiembre de 2014

Almirante en Tierra Firme



José Vicente Pascual
Editorial Altera
ISBN: 978-84-941458-2-7

Somos un país que entierra a los héroes, los vilipendiamos y hacemos grandes a los mediocres y la historia de Blas de Lezo es un ejemplo de esto que os digo, para meteros en harina os dejo el enlace link que tiene el museo naval de Madrid al respecto de la exposición realizada sobre el insigne Almirante:
http://www.blasdelezoexposicion.com/
Por cierto, la Armada ha bautizado con su nombre una de sus unidades más modernas, F103, haciendo honor a un hombre que se le debía desde 1741, tarde como siempre pero por lo menos cuando los británicos vean el nombre del buque tendrán que acordarse de como un soberbio Almirante Vernon tuvo que volverse con el rabo entre las piernas después de intentar tomar una de las joyas del impero colonial español, Cartagena de Indias.
También os dejo el enlace de la wikipedia, ya se que no es el mejor sitio para estudiar a fondo pero os da una idea y la bibliografía al pié es muy buena:
http://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Cartagena_de_Indias_(1741)
Corría el año 1741 y una flota de 186 navíos repletos de soldados británicos, americanos de las colonias y jamaicanos se disponen a tomar uno de los baluartes del imperio español en el Caribe, por cierto, flota superior en número y buque a la Armada Invencible de los años de Felipe II, se iban a enfrentar contra 6 navíos y 3000 soldados; tal era la superioridad que el almirante británico emitió moneda poniéndose en una de las caras como el conquistador de Cartagena pero la historia se escribe después y no antes y las cosas no son como nos las imaginamos a este respecto siempre recuerdo una frase de Napoleón que venía a decir que ninguna batalla aguanta los planos tras el primer enfrentamiento de los ejércitos, pues Vernon y 30000 soldados fueron a por lana y salieron trasquilados.
Tal es el desprecio que le ha hecho la historia a Blas de Lezo que ha pasado a los libros de historia británicos como Almirante Pata de Palo y en los españoles ni eso, murió pobre y esperando un reconocimiento que nunca llegó y su oponente entre flores y enterrado en Westminster, ¿no os parece increíble?
La novela está contada por boca de un sirviente, Miguel Santillana, cartagenero del Almirante y gracias a él, podremos oír de boca del Almirante los verdaderos hechos acaecidos y no los que contó el virrey Sebastián Eslava, que encima recibió todo el mérito de la defensa de Cartagena; una historia de odios y rencillas que llevaron a la tumba a un militar sobresaliente. Los desvelos de su esposa y las ayudas de las que habrá de valerse para tratar de que llegue a oídos del rey su narración de los hechos serán las cosas que nos contará José Vicente Pascual en esta novela, para darle un poquito de color y meternos en el ambiente, Miguel se relacionará con una bella mulata, Jacinta, al servicio de la señora y amante de un oficial francés que además ayuda al mismo Blas de Lezo, un oficial que ya comienza a sentir los primeros impulsos revolucionarios franceses en contra del que era entonces rey de Francia, Luis XV, y que chocan con la mentalidad obediente del cartagenero o de los españoles de la época, donde Dios y religión era dogmas de fe para la vida diaria.
La historia está contada con jerga de la época, con un lenguaje muy pintoresco y seguro que propio del siglo XVIII, algo que que de por si ya la hace atractiva pero para mi le falta gas, acostumbrado a novelas de corte histórico que de una batallita de 100 soldados te hacen un edificio, esta que debería ser heroica, intensa o apasionante, no lo es, hasta las bofetadas que recibe Miguel de sus colegas del Matute -gente dedicada al contrabando y trapicherías- son insulsas, las acciones narradas por el almirante para su informe y que recibe Courtois -uf que portero tenía mi atleti, ays perdón que me pierdo- son casi de boletín oficial del estado y así no hay manera de que sentirte emocionado leyendo la obra, ni si quiera los encuentros de Miguel y la bella Jacinta en su habitación te elevan el ánimo.
Me hubiera gustado que una historia como esta hubiera sido narrada por Pérez Reverte o el mismo Cornwell, hubiera sido distinto, nunca por Patrick O´Brian un tipo que ponía a los españoles como guarros y analfabetos en todas sus novelas, no debió leer nada de este pasaje y por el que se pudo mantener una flota decente hasta el desastre de Trafalgar.
En resumen, una novela floja sobre un héroe olvidado en España y temido en Inglaterra de la que esperaba muchísimo más.


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