jueves, 2 de marzo de 2017

Ese Mundo Desaparecido



Dennis Lehane
Ediciones Salamandra
ISBN: 978-84-9838-777-3 

Vais a perdonarme pero todavía estoy volando porque he tenido un orgasmo literario, desde que he cerrado este libro estoy en un estado de felicidad que no se puede calcular con los parámetros naturales de un lector compulsivo; creo que no había disfrutado tanto con una novela negra como con esta y eso que es la tercera entrega de una trilogía de la que torpe de mi no leí las dos primeras; esto si que es una experiencia religiosa, buena literatura, como leí en el cultural del diario El País, bienvenidos al fin del mundo. Ah, se puede leer independientemente de las otras que por cierto, están editadas por RBA y no por Salamandra.
Para los amantes del cine, creo que la saga El Padrino sería el equivalente de esta novela, en su caso las entregas previas son "Vivir de noche" y "Cualquier otro día", títulos que tengo que buscar ya mismo, quiero ver ese camino al infierno del que quiere salir, Joseph Coughlin alias Joe, un mafioso al uso, irlandés por más señas y consigliere de la familia Bartolo, un pistolero que hasta que no tuvo el hijo y  murió su mujer por culpa de sus propios pecados nunca tuvo ni un solo remordimiento de conciencia, porque en ese mundo las dudas significan la muerte, ya sea por no matar a un amigo desleal o meter las narices en negocios que no te incumben.
Estamos en un momento clave de la segunda guerra mundial, 1943, los americanos se encuentran en plena lucha con los japoneses en el pacífico y preparándose en el norte de África para asaltar las costas de Europa y los mafiosos de origen italiano campan a sus anchas por todo el territorio de norteamérica; pero la crisis  les afecta, los policías cada vez miran menos para otro lado y el estado empieza a plantearse que esa gente son un grave problema; Joe sigue siendo un hombre de confianza de la familia, vive tranquilo como hombre de negocios, turbios, pero negocios aparentemente legales pero se siente atormentado por las apariciones de fantasmas que apenas le dejan dormir, la convivencia con su hijo no es mala y sus relaciones con el resto de las familias mafiosas son fluidas pero el aviso de una asesina confesa y encarcelada, Theresa del Frisco, de que alguien va a asesinarle le hace ponerse en marcha para saber quien y cuando, es entonces cuando la violencia se desata como una catarata. Joe no será un mero espectador, será protagonista y a pesar de esa búsqueda de redención, Joe está condenado al infierno y es por eso que me arrebata esta novela, es muy parecido a cuando leí "El burlador de Sevilla" y lo comparaba con "Don Juan Tenorio"; me fascinan esos personajes que no es escudan en nada para enfrentarse a su propio destino, el mismo que han forjado ellos.
Personajes que son honestos en su maldad, que son rectos ante su destino, solo hay que ver como va Joe al barco ante una casi segura ejecución o el mismo Dion cuando sabe que ha sido descubierto delatando a otros mafiosos como ellos.
Seguramente nadie querría un padre como Joe o Dion, pero porque leemos como son en la historia y porque sus familias no saben como son en realidad, solo saben que ellos les quieren y a los familiares o amantes eso les sobra y basta.
Lehane es la biblia de la novela negra moderna, guionista de la formidable "Mystic River" o "Shutter island" o de la serie "The wire", de modo que sabéis o conocéis la talla de este formidable escritor; su personaje principal de esta novela es un superviviente de un mundo que está desapareciendo, es un personaje clásico de las historias de gangsters, un personaje que sabes que no va acabar bien y sin embargo tienes la absurda esperanza de que todo se torne de rosa y no acabe como le tiene deparado el destino, quizás es la esperanza del resto de los mortales los que hacen que Joe también tenga esperanza de ver crecer a su hijo, que el retorno a la vida "recta" puede "reformarle" y luchas contra toda lógica mientras lees devorando cada página.
Espero que os animéis a leerla, yo llevo dos libros redondos seguidos y tengo miedo de empezar el siguiente, tengo ese sabor de boca que solo saben dejar los libros formidables.



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