viernes, 21 de abril de 2017

Un Nido de Víboras



Andrea Camilleri
Ediciones Salamadra
ISBN: 978-84-9838-784-1

Antepenúltima entrega de uno de mis escritores fetiches de Salvo Montalbano, digo penúltima porque se que hay al menos dos pendientes de publicar, una más ya editada en Italia y la última que se guarda en una caja fuerte cuando desaparezca su creador.
Con el paso de los años el propio Camilleri va poniendo sus canas en el propio investigador, al igual que otros grandes escritores del género, el mundo que nos rodea se ve en las diferentes novelas, con temáticas actuales y de candente actualidad, por eso y por el tema elegido en esta última novela, Camilleri deja de un lado su lado socarrón para ponerse su cara más seria y tratar un tema delicado y difícil de tratar y no es de extrañar que la misma editorial lo retuviese y publicase otras entregas antes esperando tiempos más "propicios".
Debo decir que tanto conozco a Camilleri que yo ya sospechaba quieres eran los culpables y el motivo pero aún así me ha dado lo mismo, lo disfruto de igual manera, es una inyección de endorfinas y vitalidad para espíritu cada vez que leo a esta maravilloso nonagenario.
No pierde a pesar de los años, agilidad en la palabra o en las escenas, con la dosis justa de "imaginación" porque casos como estos por improbables que parezcan aparecen en los periódicos a poco que nos esforcemos por abrir uno. En un tratado perfecto de como de ser una novela negra, Camilleri vuelve a sorprendernos con temáticas y formatos que aunque conocidos son siempre ejemplo. Inspirado por los ejemplos más oscuros de las almas de los seres humanos, no nos dará ni clases de moral, ni juicios de valor porque ese no es su cometido y doy gracias por ello, y aprovecho para decir que no encuentro punto de comparación con la novela nórdica europea, no hay traumas terribles, si hechos terribles pero nadie se justifica por ellos en sus malas acciones o buenas y se disfruta por vivir, si disfruta por lo que aprovecho para meter mi cuñita sobre los países más felices del mundo, "amos anda" que de los diez primeros seis sean nórdicos, donde no ven el sol ni en seis meses, eso no se lo cree ni el tato.
Con respecto a la novela, los años han hecho a nuestro comisario más "lento" o eso piensa él, las pesadillas le asaltan en sus noches y la soledad a pesar de su relación con Livia parece pesarle; después de una noche "toledana" con una él y Livia como protagonistas de un cuadro en una selva trópical es despertado por un trueno y una música que llega de su porche, esa música proviene de un vagabundo resguardándose de la tormenta y Salvo siente algo de empatía por ese hombre pero al que no quiere preguntarle el motivo de su situación porque Montalbano es policía, pero no es un tipo cotilla, respeta tu espacio -y por eso debe tener esa extraña relación con Livia-.
Avisado por la comisaría, tiene que resolver uno de los casos más complejos de su vida, un caso turbio, complejo y con unas conexiones de difícil calibración. La muerte del contable Berletta, un hombre aparentemente "normal", viudo y padre de dos hijos pero que en realidad es un usurero prestamista sin escrúpulos y un salido y depravado de enciclopedia; el que aparezca con un tiro en la cabeza parece dejar claro el asesinato pero en Vigatà nada es como parece y tendremos que ver como el competente equipo de Montalbano, tendrán que esforzarse por esclarecer todo el asunto.
Livia no discutirá tanto como Salvo como otras veces, Salvo tendrá que pegarse con su jefe Bonetti-Alderighi, el salido fiscal Tommaseo y el forense Pasquano con el que se lleva a matar pero que se respetan por mucho que lo oculte con sus exabruptos como ya es habitual pero a cambio disfrutará de la trattoria de Enzo, de una complicidad con Mimí cada vez mayor y de las visitas de Livia.
Ya no son novelas sobre casos, son novelas sobre un hombre ya cerca de los 60, en sus temores y de ahí esas pesadillas y sensación de soledad en cuanto se marcha Livia, por eso creo que es una obra mucho más importante, los casos policiales son la excusa para hablar de los deseos de los hombres, del mundo que nos rodea, de nuestras frustraciones y sueños, es una fotografía perfecta de la Italia que vive Camilleri, con políticos que se han acostumbrado a la mafia y una sociedad que a fuerza contemplar escándalo tras escándolo, se ha quedado dormida -¿no os suena familiar?-.
Uf que gusto, quiero más.

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